En su despacho de El Cairo, mientras la televisión muestra las noticias de la guerra de Irak, Mustafá al Fiqi, una de las figuras más poderosas del Gobierno egipcio en materia de política exterior, habla para EL PAÍS. Cada pocos minutos miraba la televisión y murmuraba: "Qué pena, qué pena, qué pena da todo". Aun así, confesó que alberga esperanzas de que vengan tiempos mejores. "A veces", dijo el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Parlamento egipcio, "de la oscuridad más completa surge un gran avance".
Pregunta. El presidente Mubarak ha hablado de "las peligrosas consecuencias" de la guerra de Irak. ¿Cuáles son?
Respuesta. Una, la ira generalizada contra los estadounidenses en muchas partes de la región árabe. Dos, prevemos que comiencen oleadas de terrorismo, de ataques contra objetivos estadounidenses y Estados árabes, sobre todo en la zona del Golfo. Tres, más destrucción en la situación entre israelíes y palestinos. Cuatro, amenazas contra la estabilidad política en la región. Cinco, la debilidad de la ONU.
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P. ¿Tiene miedo de que Estados Unidos persiga a otros países de la región cuando acabe con Irak?
R. Seguramente dirigirán su atención hacia Irán. Tal vez Siria. El deseo norteamericano de democratizar la región no se detendrá. Pero la idea de un régimen democrático en Irak, después de una guerra, es muy complicada. Lo importante es que hace falta un paso adelante en la cuestión palestina. EE UU y sus aliados no pueden dar la imagen de que odian a los árabes.
P. Pero siempre querrán más a los israelíes...
R. EE UU escucha a los israelíes, que le dicen: "Ven cuando te necesitemos, pero ahora no nos haces falta; estamos haciendo nuestro trabajo como nos gusta".
P. Sin embargo, los británicos han presionado a EE UU a propósito de Israel, le han instado a que busque un acuerdo duradero con los palestinos.
R. Pero en EE UU nadie se lo toma en serio. Es una situación muy triste. No se puede atacar a un país y un pueblo así como así, diciendo que están allí para encontrar armas de destrucción masiva, cuando Israel las tiene y todos lo sabemos. Creemos firmemente que todo esto es una iniciativa de los israelíes.
P. ¿Es Irak un problema para el mundo árabe?
R. Sadam siempre ha sido un problema. Es un dictador que ha matado a kurdos e iraquíes y nos ha hecho retroceder 50 años en el mundo árabe.
P. Si Sadam hubiera desaparecido gracias a un golpe o un asesinato, en vez de por una guerra, ¿se alegraría?
R. Israel es el que más se beneficia de todo esto. Si Sadam se fuera, podríamos iniciar un nuevo capítulo de democracia en toda la región, confío en que sin cientos de miles de víctimas civiles. Sadam ha sido un regalo para Sharon, como lo fueron los terroristas suicidas.
P. ¿Es posible tener una perspectiva optimista a partir de esta guerra?
R. Sí. Si no hay demasiadas víctimas en Irak y somos capaces de avanzar en el calendario para la creación del Estado palestino. Los norteamericanos todavía podrían salvar un poco la situación.
P. ¿De verdad cree que hay esperanza?
R. A veces, de la oscuridad más completa surge un gran avance. Creo que, si tenemos la claridad suficiente para ocuparnos de Oriente Próximo como una cuestión conjunta; si tomamos medidas para favorecer la democracia en la región; si nos comprometemos a rechazar las armas de destrucción masiva; si Israel recibe garantías de seguridad a cambio de una paz justa, esta región tendrá esperanzas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 30 de marzo de 2003