El PSOE está dispuesto a hacer esfuerzos para evitar la crispación de la vida política, pero sin renunciar a la oposición frontal a la guerra contra Irak. José Luis Rodríguez Zapatero no va a abandonar su exigencia de que "vuelvan las tropas españolas", a no ser que pasen a actuar en misión humanitaria bajo bandera de la ONU.
Sin el cumplimiento de esa condición, no habrá posibilidad alguna de acuerdo con el Ejecutivo sobre la crisis. El secretario general pedirá mañana a la ejecutiva del PSOE "serenidad", pero manteniendo la "firmeza" en el rechazo a la guerra.
El líder socialista no ocultó su enfado tras el pleno del Congreso del pasado miércoles, en el que el presidente del Gobierno hizo gala de una enorme contundencia dialéctica, sin que hubiera oportunidad alguna de réplica. Las alusiones a la alianza de socialistas y comunistas hicieron pensar al PSOE que la manera de defenderse del PP y del Gobierno va a ser muy dura.
Los socialistas presentarán en el Congreso una iniciativa en la que volverán a pedir el regreso de las tropas españolas "a no ser que presten ayuda humanitaria de verdad y bajo bandera de Naciones Unidas".
Desde la dirección se pide al partido un esfuerzo de pedagogía sobre el despilfarro que representa la guerra. "Con los 75.000 millones de dólares que se gastarán en los primeros meses (...) se podría escolarizar a todos los niños del mundo" y prestar asistencia sanitaria a la totalidad de la población del planeta", se dice en un documento interno que servirá de argumentario.
El PSOE tampoco va a aflojar la presión sobre el sentido de la acción diplomática del Ejecutivo mientras se prolongue la crisis. "¿Qué va a hacer el Gobierno para que sea Naciones Unidas quien administre y gestione la ayuda humanitaria y la reconstrucción de Irak?". Ésta es la pregunta que formulará la diputada Leire Pajín el miércoles en el Congreso al vicepresidente primero, Mariano Rajoy.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 30 de marzo de 2003