Comandos de la CIA y de unidades de operaciones especiales del Pentágono, con apoyo de servicios secretos de terceros países, están desplegados en Bagdad y otras ciudades iraquíes con órdenes de eliminar a estrechos colaboradores de Sadam Husein, responsables del partido Baaz, y mandos de cuerpos especiales de la Guardia Republicana.
Estados Unidos intentó el pasado día 20 un golpe de mano espectacular con el bombardeo masivo del complejo donde la CIA decía tener localizados a Sadam Husein, sus dos hijos y otros líderes del régimen. La información fue transmitida por agentes infiltrados en la capital. Sadam sobrevivió al ataque, pero la CIA no renuncia a liquidar al presidente y a sus colaboradores.
Comandos de una unidad paramilitar de reciente creación, dotados del más avanzado armamento y con equipos de comunicación capaces de recibir información casi instantánea sobre la localización de objetivos, trabajan junto a especialistas de operaciones especiales en las ciudades iraquíes para descabezar al régimen, según han reconocido fuentes oficiales a The Washington Post.
Los comandos, con francotiradores y expertos en explosivos para demolición y coches bomba, han matado ya a un número indeterminado de personas. A ellos atribuyen las fuentes algunas de las explosiones habidas en Bagdad. A ese nuevo cuerpo de la CIA pertenecía Johnny Mike Spann, el primer norteamericano en morir en Afganistán en Mazar-I-Sharif.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 30 de marzo de 2003