Cuatro soldados estadounidenses murieron ayer en un ataque suicida en un puesto de control cerca de Nayaf, en el centro de Irak. Un kamikaze a bordo de un taxi hizo estallar su carga explosiva al ser detenido, a media mañana, en un puesto de control montado por la tercera división de infantería mecanizada de EE UU al norte de Nayaf, una de las dos ciudades sagradas iraquíes para los musulmanes de rito shií.
Según fuentes norteamericanas, las tropas aliadas enfrentan en la zona el riesgo de ataques de paramilitares (fedayin) y de militares vestidos de civiles, por lo que el contingente se ha visto obligado a incrementar el perímetro de seguridad y redoblar la vigilancia y los controles. Los combates continúan en la región.
El suicida fue identificado por el vicepresidente iraquí, Taha Yasín Ramadán, como el oficial del Ejército Alí Jafar Musa Hamada al Numani. El presidente Sadam Husein le condecoró a título póstumo.
Por otra parte, los forenses militares de EE UU trataban ayer de determinar si los restos hayados en una fosa cerca de la ciudad de Nasiriya, a orillas del Éufrates, pertenecían a soldados norteamericanos muertos a manos de tropas iraquíes. Unos marines hallaron esta fosa, que era poco profunda, el viernes, según el general de división Stanley McChristal. "No estamos seguros de quiénes son en este momento", afirmó en una conferencia de prensa en el Pentágono.
Durante una rueda de prensa anterior en Qatar, el general de división Victor Renuart dijo: "No puedo decir si [los cadáveres hallados] eran de los prisioneros de guerra", en referencia a los 12 soldados de EE UU desaparecidos tras caer en una emboscada el domingo pasado. La televisión iraquí emitió imágenes de cinco soldados siendo interrogados, así como de varios cadáveres.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 30 de marzo de 2003