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GUERRA EN IRAK | El frente norte

Irán y Siria aseguran a EE UU que no prestan ayuda militar a Irak

España defiende que los iraquíes administren la posguerra

Ammán / Teherán

Los Gobiernos de Siria e Irán negaron ayer haber prestado ayuda militar a Irak, tal y como aseguró la víspera el secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld. Una fuente oficial del Ministerio de Exteriores sirio atribuyó estas acusaciones a la necesidad de EE UU de justificar su fracaso en el conflicto. En Ammán, la ministra española de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, defendió un futuro democrático para Irak administrado por los propios iraquíes.

Damasco considera que "Rumsfeld intenta justificar el fracaso norteamericano"

Las declaraciones de Rumsfeld no han sentado bien ni en Siria ni en Irán. El Gobierno iraní negó ayer que haya entrenado militarmente en su territorio a la llamada Brigada Badr con el objetivo de que pase a Irak para luchar junto a la oposición shií, como aseguró Rumsfeld.

Ante las afirmaciones del jefe del Pentágono de que "en la medida en que interfieran con nuestras fuerzas serán considerados combatientes" y deberán atenerse a las consecuencias, Irán subrayó la neutralidad de su país y el cierre de sus fronteras a cualquier movimiento militar. El portavoz del Gobierno iraní, Abdolá Ramezanzade, insistió en que Teherán sigue decidido a no alinearse con ninguno de los bandos en esta guerra "sin sentido". Ramezanzade indicó que Rumsfeld maneja "fechas erróneas" que, al parecer, le han sido proporcionadas por los mismos servicios de inteligencia que predijeron una guerra corta, ironizó.

Siria también rechazó las acusaciones de Rumsfeld de haber enviado suministros militares a Irak. Según una fuente oficial del Ministerio de Exteriores sirio, "Rumsfeld intenta justificar el fracaso norteamericano culpando al mal tiempo y acusando a otros de proporcionar equipamiento a Irak". En cambio, añadió, no ha mencionado que sus militares han cometido en Irak "crímenes terribles contra ciudadanos desarmados".

Por otra parte, la ministra española Ana Palacio defendió un futuro democrático para Irak, administrado por los propios iraquíes, distanciándose así de los sectores más conservadores de la Casa Blanca, que propugnan de manera transitoria un Gobierno vinculado a EE UU, que podría prolongarse durante dos años. Palacio hizo estas declaraciones en una conferencia de prensa en Ammán, tras entrevistarse con su homólogo jordano, Marwan Muasher.

En un esfuerzo por presentar una política exterior independiente de EE UU, la ministra hizo una apología de las relaciones de España con Siria, como si no le importaran las recientes advertencias de Rumsfeld al régimen de Damasco. La ministra anunció su intención de viajar a Irán antes de diez días y defendió la puesta en marcha inmediata del plan de paz, conocido como la hoja de ruta, para tratar de resolver el conflicto israelo-palestino.

Con esta estancia en Ammán, Palacio ponía fin a un viaje de cuatro días por Turquía y Grecia, donde ha presentado su plan de ayuda humanitaria para Irak, por el que el Gobierno español ha destinado 34 millones de euros, 20 de los cuales irán a partes iguales a Irán, Turquía, Siria y Jordania.

Mientras, Robin Cook, el ex ministro británico para el Parlamento y anterior titular de Exteriores, que dimitió el 17 de marzo en protesta por la guerra contra Irak, ha declarado en una entrevista al Sunday Mirror que la acción militar de EE UU dejará un "largo legado de odio contra Occidente". Cook, que calificó la guerra de "sangrienta e injusta", pidió que las tropas británicas volvieran "a casa antes de que más de ellos mueran".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 30 de marzo de 2003