Esta semana hemos podido contemplar fotografías de los horrores de la guerra; una de ellas, que nos ha sobrecogido profundamente, ha sido la de un padre portando en sus brazos el cuerpo de su hija destrozado por las bombas. Al mismo tiempo, la señora Botella realizaba unas declaraciones en las que expresaba que "no le producía problemas de conciencia" el ver lo que está sucediendo con el pueblo iraquí.
Caigo en la cuenta de que si gana las elecciones municipales el PP en Madrid, a la señora Botella le espera la Concejalía de Asuntos Sociales.
Señor Gallardón, díganos a los madrileños si ese cargo se adjudica de forma arbitraria, o, por el contrario, respondería al reconocimiento personal y profesional de la designada, porque si es así, cómo puede estar al frente de la Concejalía de Asuntos Sociales una persona con esa falta de conciencia, sensibilidad y tacto, cegada y condicionada por las acciones que su marido emprende sin escrúpulos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 30 de marzo de 2003