El otro día estuve en Fuengirola con mi amigo Jassin. Su teléfono sonó, era su madre, que desde Bagdad le daba ánimos y le comunicaba que estaban bombardeando de nuevo.
Le contó que ella, su padre, hermanos, sobrinos y demás familiares habían decidido vivir todos juntos. Si una bomba alcanzaba su vivienda, querían... estar juntos. El domingo, un misil había destruido varias casas y matado a tres personas.
Todo esto me lo contó mi amigo Jassin, en Fuengirola.
Familiares de mi amigo Jassin, tened suerte y seguid juntos; siempre.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 1 de abril de 2003