Un niño de siete años murió lapidado el lunes por la noche en el recreo de un colegio, según informó ayer la Policía de Schoenenberg-Kuebelberg, en el oeste de Alemania, tras conocer los resultados de la autopsia. El cadáver del niño fue hallado el lunes poco antes de medianoche. Su desaparición había sido denunciada tres horas antes.
Cerca del lugar del hallazgo, el patio de un colegio del que él no era alumno, los policías descubrieron piedras manchadas de sangre, precisó el fiscal encarcado del caso en la Fiscalía de Zweibruecken, Eberhard Bayer. La autopsia posterior constató varias fracturas en el cráneo del pequeño, "originadas por golpes de objetos duros". Según fuentes de la investigación, aún se ignoran los móviles del crimen, pero ya han excluido la posibilidad de que el niño haya sido víctima de abusos sexuales.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 2 de abril de 2003