Una poderosa explosión en la zona de los muelles del puerto de Davao causó ayer al menos quince muertos y más de cincuenta heridos, según el centro médico de la ciudad. La presidenta filipina, Gloria Arroyo, aseguró que se trata de un atentado terrorista, el segundo en menos de un mes en Davao, la mayor urbe de la isla de Mindanao, 950 kilómetros al sur de Manila. El pasado 4 de marzo, una bomba en el aeropuerto internacional de la ciudad provocó 22 muertos y 80 heridos en una acción atribuida al Frente Moro de Liberación Islámica (FMLI).
La explosión se produjo a la una de la tarde, hora española, cuando los pasajeros de un ferry estaban descendiendo en el muelle, según la policía. Testigos afirmaron que la terminal portuaria quedó bañada en sangre. Cinco personas murieron en el acto, según fuentes hospitalarias. Entre las víctimas se encuentra una monja, cuatro policías, y varios vendedores, según la policía.
El aparato explosivo habría estado escondido en una barbacoa en la entrada a la terminal, según informaron las radios filipinas. Después de la detonación, la policía tomó medidas de seguridad en el aeropuerto y otros puntos de la ciudad.
El subjefe del Estado Mayor filipino, el teniente general Rodolfo García, consideró que se trata de "un acto terrorista". Sin embargo, hasta el momento ninguno de los grupos armados que operan en Mindanao se han atribuido la acción.
Las fuerzas de seguridad luchan contra cuatro grupos rebeldes al sur del país que buscan la creación de un Estado islámico en esta región. El FMLI es la principal organización que opera en Mindanao y cuenta con unos 12.000 combatientes. Hace una semana, este grupo se mostró dispuesto a retomar las conversaciones de paz.
Filipinas acoge tropas estadounidenses que colaboran en el entrenamiento y la logística de la lucha contra el terrorismo. Desde el comienzo de la guerra en Irak existe un estado de alerta en el país ante posibles reacciones antinorteamericanas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 3 de abril de 2003