La ofensiva desde el norte de Irak que, supuestamente, cerrará la pinza sobre Bagdad, parecía anoche más cercana que nunca desde que el rechazo del Parlamento turco impidió una masiva penetración por tierra de la máquina de guerra norteamericana. Las calles de Erbil, capital del Kurdistán autónomo iraquí, se hallaban al filo ya de la medianoche literalmente ocupadas por soldados estadounidenses, en medio de un continuo ajetreo de vehículos militares. Aunque EE UU no tiene fuerzas suficientes para protagonizar por sí solo una ofensiva en toda regla, cuenta con el apoyo de miles de peshmergas, milicianos kurdos opuestos a Sadam.
El responsable del PDK en Kalak precisaba ayer que los ataques aéreos fueron muy intensos en la madrugada del martes al miércoles: "Desde las 4.30 se produjeron diez bombardeos". Al amanecer, las fuerzas iraquíes habían desaparecido del frente de Güer, y se habían replegado más de 15 kilómetros en dirección a Mosul, según fuentes militares kurdas.
MÁS INFORMACIÓN
A última hora de ayer, los combatientes kurdos avanzaron varios kilómetros hacia las colinas a sur de Kalak y ocuparon las posiciones abandonadas por los iraquíes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 3 de abril de 2003