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GUERRA EN IRAK | Los shiíes

La 'fatwa' también amenaza a España

"La victoria no siempre significa la captura o el control de la tierra", advierte el jeque Baker Abdul Razzaq Samarrai. "La victoria es una paz duradera". Acaba de concluir la plegaria del viernes y el imam de la mezquita de Gaylani, una de las más populares de Bagdad, recibe a esta enviada. "Todas las fatwas instan a luchar contra Estados Unidos, el Reino Unido, los sionistas y el resto de sus aliados, incluida España", señala el jeque, conocedor del papel del Gobierno español en la coalición que ha declarado la guerra a Irak.

"La agresión va a aumentar el odio [hacia Estados Unidos] entre el pueblo árabe, de la misma manera que lo hizo contra los británicos en Irak durante cuatro generaciones", manifiesta este profesor de Estudios Islámicos. Sin duda, todos los imames de las mezquitas iraquíes tienen el visto bueno del régimen, pero las prédicas de este respetado dignatario religioso suní llenan la mezquita cada viernes, algo que no pasa en todos los templos.

"Como hombre de religión, me gustaría que Dios inspirara sabiduría a Bush, Blair y a los otros dirigentes que les apoyan para que se evite un derramamiento de sangre", asegura. Sin embargo, apoya la lucha de su Gobierno. "Cuando mi país hace frente a una agresión, sea quien sea el enemigo, y cualesquiera que sean sus objetivos, nuestra religión llama a la yihad, defiende el jeque Baker, que no hace distinción entre "hombre o mujer, joven o viejo, civil o militar". "Cualquiera puede empuñar un arma, incluidos los hombres de religión, todos debemos hacerlo".

"Bombardear casas de civiles, familias, niños, madres inocentes... eso no es victoria", subraya, antes de señalar que la batalla aún no ha comenzado. Es la línea oficial, una advertencia poco disimulada que pone los pelos de punta: la perspectiva de las bombas humanas y la venganza sin cuartel. Espero que nuestra nación salga victoriosa y que mi Dios me guarde el destino de ser un mártir por este país", concluye, dando a entender su apoyo a las operaciones suicidas. Dos guardaespaldas armados con sendos kaláshnikov lo escoltan a la salida de la mezquita.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 5 de abril de 2003