La historia se repite, esta vez con pocas horas de diferencia. Por la tarde, tres soldados estadounidenses fallecieron por la explosión de un vehículo en un puesto de control en el norte de Irak, en la que también murieron una mujer embarazada y un hombre, según informó el comando central estadounidense en Qatar. De madrugada, siete civiles, entre ellos tres niños, perdieron la vida en un control de los marines al sureste de la capital.
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El periodista de la cadena de televisión estadounidense ABC, Mike Cerre, que se encuentra con el 5º Regimiento de marines, informó anoche de que la muerte de los civiles se produjo cuando los soldados abrieron fuego sobre los neumáticos de un coche cuyo conductor no obedeció la orden de detenerse, causándole la muerte. Cuando los soldados se acercaron, apareció en escena un camión militar iraquí con la aparente intención de lanzarse sobre el puesto. Entonces dispararon sobre el vehículo, que volcó. Mike Cerre aseguró que la mayoría de los muertos viajaba en una camioneta y en un tractor que seguían al camión y resultaron alcanzados. El periodista dijo que los militares quedaron "hundidos" tras comprobar lo ocurrido. "Un marine vino hacia mí y dijo: 'Es el peor día de mi vida", dijo Cerre.
Horas antes, se había producido al norte de Bagdad un ataque suicida en el que fallecieron tres soldados norteamericanos. La agencia oficial iraquí Ina aseguró que se trataba de una acción kamikaze realizada por dos mujeres que habían dejado grabado un vídeo. Ina dijo que la acción fue llevada a cabo por dos personas, una afirmación que podría indicar que la mujer embarazada que falleció en el ataque participó en la acción suicida. La televisión qatarí Al Yazira mostró las imágenes grabadas de dos mujeres en el ritual preparatorio para el suicidio y señaló, citando a la agencia iraquí, que fueron las autoras. No hizo referencia alguna a la presencia de un hombre, que según las autoridades militares estadounidenses conducía el taxi. La agencia Ina señaló que las mujeres que llevaron a cabo la acción, en la noche del jueves al viernes, eran Nusha Mjalli Al Chammari y Widad Jamil Al Duleimi. "Hicieron explotar su coche contra las posiciones del enemigo", señalaba la información.
Dudas en Qatar
Cuando anunció la muerte de los soldados, el general estadounidense Vicent Brooks, portavoz habitual en el cuartel general de Qatar, no quiso confirmar si se trataba de un ataque suicida ni si la mujer embarazada había participado en él. "Tenemos la información de que se ha producido la explosión de un coche bomba en un control militar situado 18 kilómetros al sureste del embalse de Hadita", dijo ayer Brooks. Y a continuación hizo una descripción de cómo se había producido el incidente: "Una mujer embarazada salió del vehículo gritando y entonces el coche explotó; murieron tres soldados de la coalición que se habían acercado a ayudar y otros dos resultaron heridos". Los muertos pertenecen a las fuerzas especiales. El general no especificó si la mujer formaba parte del ataque. "No podemos saber si recibió coacciones", dijo. "Hemos visto muchos ejemplos que nos proporcionan una evidencia clara de que este régimen utilizará a mujeres y a niños al frente de sus ataques".
El estratégico embalse de Hadita, cercano a la carretera entre Bagdad y Tikrit, fue capturado esta semana por fuerzas especiales para controlar los movimientos de las tropas iraquíes que intentasen salir de la capital.
Desde antes de que empezase el conflicto, el régimen de Sadam Husein anunció que sus fuerzas realizarían ataques suicidas contra soldados estadounidenses y británicos. El pasado sábado cuatro soldados estadounidenses murieron por un kamikaze que hizo estallar un coche en un control de carretera instalado por el Ejército estadounidense al norte de la ciudad de Nayaf. Un día después de este ataque, el general iraquí Hazem Al Rawi afirmó que se cometerían más.
La psicosis provocada por el temor a estas acciones suicidas causó uno de los incidentes contra civiles más graves de esta guerra: siete mujeres y niños murieron el pasado martes al ser tiroteados en un control cerca de Nayaf ante el que no se detuvieron.
Muere otro periodista
Un columnista del diario
The Washington Post
se convirtió ayer en el primer periodista estadounidense muerto durante la guerra en Irak. Michael Kelly, que también trabajaba para las publicaciónes
Atlantic Monthly
,
New Republic
y
National Journal
, falleció como consecuencia del accidente sufrido por el vehículo de transporte militar Humvee en el que viajaba con soldados de la 3ª División de Infantería de EE UU.
Tras la muerte de Kelly, de dos periodistas británicos y de uno australiano, son ya cuatro los informadores fallecidos en Irak. El columnista estadounidense es, sin embargo, el primero en morir entre los que viajan
integrados
con las fuerzas de EE UU y el Reino Unido.
Por otro lado, el Gobierno iraquí revocó ayer su decisión de explusar a los periodistas de la televisión árabe Al Yazira.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 5 de abril de 2003