Me veo en la necesidad de acallar ciertos rumores. Señor Aznar, Zapatero jamás llamó a mi casa exhortando a los Junquera a la rebelión. Se lo juro de todo corazón. Sabía que no era posible, pero, como ya me hizo usted dudar, pregunté a amigos y familiares; todo parece indicar que a ellos tampoco.
Sé de buena tinta que aquí, en mi barrio, que es Ciudad Universitaria, nadie recibió llamadas a media noche, ni a medio día, instando a la desobediencia civil. Ni una mísera octavilla conspiradora. Por no haber, no hubo ni un solo sobornador de incógnito... con un clavel rojo en la mano (para identificarles, ya sabe).
No hubo propina para los miles de manifestantes que en toda España salieron a la calle a decir "guerra no".
Esto no es un complot contra su Gobierno; ni tampoco un intento a toda costa por "sacar al PP de la pista".
No nos llama nadie para citarnos a tal hora en la Puerta del Sol.
Por eso le pediría al presidente que dejase de decir, cada vez que tiene un micrófono delante, que el PSOE ha puesto a todos los españoles en su contra. No pierda el tiempo hablando de complots.
Estamos deseosos de oírle hablar de otras cosas; por ejemplo, con qué derecho -en los libros que yo tengo, no viene- me ha metido a mí, a mi familia, a mis vecinos y a mis amigos en esta guerra.
Puedo pensar que la mayoría absoluta, pero, afortunadamente, eso es sólo una circunstancia, jamás una patente de corso.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 6 de abril de 2003