Mucho me temo, que al igual que sucede con los altos cargos militares, que antes de entrar en combate tienen fríamente previstas las bajas razonables de su ejército y los llamados daños colaterales (los muertos civiles), los miembros del Gobierno de Aznar sabían asimismo las reacciones que iba a provocar en la ciudadanía el hecho de haberla metida, en su nombre y sin su consentimiento, en esta guerra pirata organizada por George Bush y Blair contra el pueblo de Irak.
Y del mismo modo que cuando los generales leen sus comunicados de pesar ante las víctimas a las que ellos ya sabían que mandaban a la muerte, lo hacen de forma calculada, cínica e hipócrita, así son también las lamentaciones que hacen los altos cargos del Partido Popular cuando se quejan de los incidentes puntuales que han provocado, al haberse prestado a ser gustosos cómplices de esta matanza gratuita y canalla en nombre del Estado español.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 9 de abril de 2003