La convención sobre el programa electoral que el PP valenciano celebró ayer en Valencia con dos centenares de cargos públicos se convirtió en una riada de reproches a la oposición, especialmente a los socialistas, sirvió para aleccionar a los cuadros y permitió adivinar por dónde irá la campaña electoral que prepara el partido del Gobierno: críticas a la ausencia de propuestas y a la improvisación de la campaña del PSPV, descalificación de su candidato, Joan Ignasi Pla, y vaticinios apocalípticos en el caso de que el principal partido de la oposición llegue a gobernar con "los comunistas". Una estrategia que revela un cierto nerviosismo en las filas del PP. Frente a ello, los populares se sitúan en el "centro de la atención social, económica y política" de la Comunidad Valenciana, según afirmó su candidato, Francisco Camps.
Camps cerró un acto en el que intervinieron también los responsables del programa de los populares Ana Encabo y Rafael Blasco, además del director de campaña, Alejandro Font de Mora. Éste ofreció una larga explicación sobre la campaña de "los de enfrente", en referencia a los socialistas -a los que, a modo de espantajo, relacionó varias veces con los "comunistas"-, y les acusó de no tener programa, sino un "espejismo". Font de Mora vaticinó una retahíla de males si los socialistas alcanzan el Gobierno con los comunistas y "Esquerra Republicana de Catalunya": se reabriría el conflicto lingüístico, la Comunidad Valenciana sería incluida en el Estatuto catalán, no habría ni trasvase ni AVE, y se "introducirían técnicas comunistas de división de la sociedad".
Camps fue más moderado, lo que no le impidió acusar al PSPV de "coaccionar" y de querer "parar la democracia" con las movilizaciones contra la guerra en Irak.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 12 de abril de 2003