Al Yazira, Abu Dabi, CNN, las cadenas españolas... En la Embajada de Irak en Madrid se mantienen al tanto de la situación en su país a través de la televisión. Ninguna noticia, orden o instrucción desde el Gobierno que les envió a España. Con una total incertidumbre acerca de su futuro, intentan aparentar normalidad, como muchos diplomáticos iraquíes en todo el mundo. Otros, como el embajador ante la ONU, Mohamed al-Duri, se preparan para abandonar sus puestos.
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La caída del régimen de Sadam está asumida. Sin mencionarlo directamente, un trabajador de la Embajada iraquí en Madrid, que no quiere ser identificado, insiste: "Representamos a un país, que se llama Irak, no a un Gobierno". En una salita, con la cadena qatarí Al Yazira de fondo, este funcionario reconoce que no tienen más noticias que las que ven por televisión. "Estamos esperando, no sabemos qué vendrá después de mañana". Su deseo, como el de la mayoría de iraquíes, es "la estabilidad y seguridad en el país, y un Gobierno de iraquíes que gobierne Irak".
La Embajada sigue abierta. Sin embargo, el compás de espera parece ralentizar la actividad en este chalet, situado en una lujosa zona residencial de Madrid, el parque Conde de Orgaz. Sólo trabajan unas cinco personas, cuando en tiempos de paz superan la decena. "No tenemos planes de cerrar la Embajada ni de volver a nuestro país", afirma.
En realidad, no es falta de planificación, sino una situación de incertidumbre atípica, "con muy pocos precedentes", explica un portavoz de la Oficina de Información Diplomática: "Hay una especie de vacío en el poder, sin una sustitución inmediata". Por el momento, "no hay ninguna gestión por parte de España para que se vayan, ni de ellos para irse", pero la confusión que rodea al caído régimen iraquí se extiende a sus representantes en el exterior. "No hay planeado ningún cambio en la postura española, pero tampoco extrañaría que lo hubiera en los próximos días".
Una situación similar se vive en Rusia, donde el embajador iraquí, Abbas Jalaf, declaró ayer que seguirá ejerciendo sus funciones "como representante de Irak y de su pueblo", hasta que se forme un nuevo Gobierno "legítimo" en su país, reconocido por la ONU, informa Efe. El Ministerio de Exteriores ruso tampoco planea cerrar la Embajada en Moscú, pese a la exigencia de Washington de clausurar las misiones diplomáticas iraquíes en todo el mundo.
Mientras la confusión impera entre los diplomáticos iraquíes acreditados en países de todo el mundo, el destino del más conocido por el público, el embajador de Irak ante la ONU, Momamed al-Duri, es objeto de conjeturas desde que el miércoles reconoció la caída del régimen de Sadam. Al-Duri manifestó en una entrevista grabada en Nueva York por la cadena Al Arabiya que tenía intención de partir de esta ciudad, y esperar la "liberación" de Irak desde un país árabe. "Me voy porque no creo que sea posible trabajar como quiero desde un país que está invadiendo militarmente Irak", dijo. Fuentes diplomáticas especulaban que ayer mismo volaría a París, para partir desde ahí a Siria y posteriormente a Bagdad.
Por otra parte, unos 60 exiliados iraquíes de la oposición shií asaltaron ayer la Embajada de Irak en Teherán, capital de Irán, informa Efe. Destrozaron los retratos y símbolos de Sadam Husein y trataron de llevarse los documentos de la legación diplomática.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 12 de abril de 2003