La comunidad educativa del colegio público García Quintana de Valladolid, donde surgió un brote de cáncer infantil que los padres atribuyeron a antenas de telefonía próximas, se mostró ayer "muy triste y dolida" por la muerte, el jueves, de una alumna de siete años como consecuencia de una leucemia. Se trata de la única de los cuatro alumnos del centro enfermos de cáncer que no evolucionó bien. Por ello, en septiembre tuvo que ser sometida a un trasplante de médula ósea en Madrid para tratar la leucemia que padecía.
"Hoy es un día muy triste para los padres y profesores del centro, que hemos seguido muy de cerca este caso y lamentamos profundamente que haya terminado así después de todo lo que han tenido que pasar Carla y su familia", dijo la presidenta de la Comisión de Afectados por las Antenas de Telefonía del Colegio Público García Quintana, Margarita García Álvarez.
La niña fallecida regresó a su domicilio tras el trasplante el pasado 20 de enero. Tenía la capacidad pulmonar muy disminuida a causa del tratamiento. Dados los problemas para su recuperación, regresó al hospital madrileño donde falleció.
La Comisión Antiantenas creada en el colegio y los padres de los alumnos atribuyeron los cuatro casos de cáncer infantil registrados en un año en el centro a una instalación industrial de telefonía colindante con el colegio que, finalmente, fue clausurada y desmantelada por orden judicial. La Comisión de Expertos que investigó el brote determinó, el 23 de mayo de 2002, que lo datos que manejó "no apoyan la hipótesis de una relación causal" entre los casos de cáncer y las antenas de telefonía que estuvieron instaladas en un edificio colindante.
El consejero de Sanidad de la Junta de Castilla y León, Carlos Fernández Carriedo, expresó ayer su "solidaridad" con la familia de la alumna del Colegio García Quintana de Valladolid fallecida por cáncer, pero desvinculó su muerte a posibles efectos de antenas de telefonía.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 12 de abril de 2003