Siento indignación por la cantidad de muertes de esta guerra sin sentido. Y más cuando se trata de alguien que, sin ser conocido, te es cercano porque lo lees o porque ves su imagen cada día. Muertos por una absurda guerra puramente económica. Y sin olvidar que fue el fuego amigo el que los mató. Vayan ahora, señores del Gobierno, a protestar pidiendo libertad de expresión para poder salir a la calle a hacer su trabajo. Pero recuerden que sus amigos americanos han privado de la vida a mucha gente, entre ellos a dos de los nuestros. Y digo nuestros, que no digo de sus compatriotas, porque parece que para ustedes los españoles que gritan no son de su país. Si dicen "basta ya" en otro tipo de terrorismo, díganlo también en éste, que no deja de ser absurdo y más sangriento.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 13 de abril de 2003