La vida es un conjunto de toma de decisiones y algunos tenemos un sexto sentido para tomar siempre la equivocada.Al principio, el debate era entre guerra y paz y yo era partidario de la paz. Estaba convencido, flojas eran las razones alegadas por los otros, que habría paz. Me equivoqué.
Después opté por manifestarme civilizadamente por la paz. Me volví a equivocar. Según las autoridades fui un alborotador que lo único que pretendía era acabar con el gobierno.
Ahora, el día 10, algunos sindicatos nos convocaron a un paro de dos horas. Seguro que me equivoqué, pero no la seguí. Fuia trabajar para que el gobierno, mi jefe, no me pueda descontar y ahorrarse unos euros, y entregar el importe de esas horas a una ONG. Aunque me equivoque.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 13 de abril de 2003