El obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, se mostró ayer preocupado por la "desunión" política que percibe en el País Vasco y expresó su temor a que los ciudadanos de diferentes sensibilidades, "lejos de aproximarse, vayan alejándose progresivamente". El prelado hizo esta reflexión durante la tradicional marcha al Santuario de Aránzazu que, este año tenía como lema Unidos en el camino.
Uriarte mostró su esperanza de que en "un futuro no lejano" la vasca sea una "comunidad pacífica y reconciliada en la que no quepan más muertes, más víctimas, más amenazas, más enfrentamientos entre ciudadanos, más detenciones, más presos lejos de sus hogares". A renglón seguido confió en que llegue el momento de "poder construir entre todos una comunidad para todos".
Apeló al diálogo entre gobernantes y políticos como la única fórmula para acercar estas posiciones tan poco conciliadas. Y precisó que se trata de la única "vía real" que existe para que vaya "alumbrándose la paz", tanto en Euskadi como en el resto mundo. Precisamente, lamentó que el diálogo no se haya prolongado en Irak y que en el País Vasco esté "casi bloqueado".
El obispo de San Sebastián aludió también a la importancia de serenar los sentimientos mediante la "autocrítica sincera" y abogó por que sea la propia sociedad vasca la que exija el diálogo desde su práctica y el convencimiento de su necesidad. "Debemos exigírselo a nuestros gobernantes y políticos", añadió el prelado donostiarra.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 13 de abril de 2003