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El Banco Mundial insta a eliminar aranceles para reducir la pobreza

Irak ha absorbido la atención pública en la cita de primavera del FMI y del Banco Mundial. Ambos organismos han autorizado, en cuanto la situación lo permita, el envío de un grupo de trabajo al país para evaluar la situación.

Pero en las reuniones del Banco se ha hablado también de la guerra contra la pobreza, llamada en esta ocasión "la otra guerra". La pobreza puede ser reducida a la mitad para el año 2015 si los países ricos bajan su barreras comerciales e incrementan su asistencia financiera y si los países pobres invierten más en educación y sanidad, dice un informe del Banco Mundial. África seguirá siendo sinónimo de extrema pobreza.

La comunidad internacional se propuso en el año 2000 un ambicioso programa de reducción de penuria y sufrimiento en el mundo a quince años vista, con ocho objetivos que van desde reducir a la mitad el hambre y el número de personas que sobreviven con menos de un dólar al día, hasta lograr la escolaridad primaria de todos los niños del mundo pasando por rebajas en los índices de mortalidad y otras mejoras sanitarias y medioambientales.

Reparto

Si la economía mundial mantiene su tasas de crecimiento, los niveles de pobreza quedarán reducidos en 2015 a la mitad de los existentes en 1990. Alrededor de 360 millones de personas saldrán de la miseria en un reparto muy asimétrico. Asia y la Europa del Este irán para arriba, América Latina apenas bajará en números absolutos (57 millones en 1999, 47 en 2015) mientras en África los 315 millones de pobres de 1999 serán 404 en 2015. Esas tasas de crecimiento, sin embargo, no permitirán alcanzar los objetivos sanitarios y sólo tres de las seis regiones en que se han dividido los pobres del mundo lograrán los objetivos educativos.

Los llamados Objetivos de Desarrollo del Milenio "sólo podrán alcanzarse si los países ricos reducen las barreras comerciales que obstaculizan el potencial de exportación y crecimiento de las economías de los países pobres", dice Nicholas Stern, vicepresidente del Banco Mundial, quien subraya la necesidad de controlar las subvenciones agrícolas en los países ricos.

"Si los países ricos donaran el 0,7% del PIB, dispondríamos de entre 160.000 y 170.000 millones de dólares al año para asistencia al desarrollo", indica James Wolfensohn presidente del Banco. "Ahora contamos con 52.000 millones, que contrastan con los 350.000 millones dedicados a subvenciones agrícolas y el casi billón de dólares gastados en defensa".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 14 de abril de 2003