La comisión de investigación parlamentaria sobre el escándalo de las encuestas falseadas se cerrará hoy mismo, sin que haya habido tiempo para investigar nada. Pero las revelaciones de manipulaciones, ocultaciones y mutilaciones en los sondeos oficiales del Gobierno catalán han dejado una herencia a distintos niveles.
- Caída del responsable. David Madí, el responsable político del asunto -el o los responsables materiales no han sido identificados-, ha dimitido, algo no muy frecuente. Centrará su actividad en Convergència Democràtica. Madí era la bestia negra de la oposición y causaba recelos en sectores de Unió e incluso de CDC.
- Encuestas de la Generalitat. El marco para los sondeos de la Generalitat se ha visto modificado radicalmente. Se ha suprimido la oficina de las encuestas -la Dirección General de Evaluación y Estudios- y la gestión se trasladará a un organismo técnico (el Instituto de Estadística) si se aprueba la proposición de ley que debate el Parlament. Los resultados completos serán accesibles a todos los ciudadanos.
- Encuestas del Ayuntamiento. La polémica ha forzado al Ayuntamiento de Barcelona a crear el registro público de encuestas, solicitado reiteradamente por la oposición, y a poner sus trabajos también a disposición de todos los ciudadanos, lo que no hacía hasta ahora.
- Información independiente. Los ciudadanos han podido comprobar el flujo de informaciones independientes sobre los hechos, tanto en la mayoría de periódicos como de emisoras de radio y televisión, y el enfoque de medios que sólo han informado del impacto parlamentario del escándalo al considerarlo "poco relevante". O, quizá, poco conveniente.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 16 de abril de 2003