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Crítica:DANZA | 'LA MÚSICA DEL TIEMPO'

Una valiente búsqueda propia

A su natural inquietud, Rafaela Carrasco suma una naciente madurez, estilo personal y capacidad aglutinadora digna de elogio. La sevillana ha participado en experimentos de diverso calibre: con clásicos, modernos y flamencos de tradición. De todos ha extraído sus conclusiones, y su trabajo es ya, hoy, solamente suyo, serio y comprometido, leal con la escena.

La música del tiempo es una sucesión de números que los tres hombres y las tres mujeres se reparten equitativamente. Esto es otra de las cosas admirables de Rafaela: no busca un protagonismo gratuito, y deja lucirse al elenco, al tiempo que ella misma borda sus solos, su entrada y su dúo final descalza. Pocas bailarinas de flamenco bailan hoy descalzas, y es baile antiguo, de leyenda, que necesita de dotes integrales, de ritmo en curva y de sutilezas. Y en todos esos bailes está bien colocado el flamenco de raíz y de valor, el de toda la vida, pero no como estampa estática, sino como ingrediente de una pintura llena de aventuras. Rafaela Carrasco es una bailarina-bailaora de fino oído, de figuras geometrizadas donde no hay destiempos ni desatinos, pues busca siempre el cierre armónico de las evoluciones. Menuda, fuerte, orgánica y sin excesos, su dinámica le apoya, en definitiva, para hacerse un estilo.

Compañía Rafaela Carrasco

Coreografía: Rafaela Carrasco. Música: Arcadio Marín, Jesús Torres y Pablo Suárez. Luces: Gloria Montesinos. Vestuario: Ana Rodrigo. Dirección escénica: Francisco Suárez. Festival Madrid en Danza. Círculo de Bellas Artes. Madrid. 14 de abril.

Para esta obra Carrasco ha escogido seis músicos y entre ellos un violonchelo (ahora está de moda en el flamenco de fusión), pero una deficiente amplificación de la cuerda (algo que también afectó al cantaor Manuel Gago) y cierto manierismo en la ejecución conspiraron contra el equilibrio del apoyo sonoro al baile. El público acabó en pie arrancándose por ese aplauso sevillano tan característico de los verdaderos triunfos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 16 de abril de 2003