Al PP debemos reconocerle una enorme inventiva, saben adornar con palabras las deficiencias en sus formas de gobernar para obtener una mayor rentabilidad política. Podríamos poner miles de ejemplos, pero me voy a contentar con unos poquitos: La Ley de la Calidad de la Enseñanza, ¡qué bonita palabra! La realidad es que esta ley sólo es papel, no se ponen los medios para desarrollarla y nuestros hijos siguen dando clases en barracones prefabricados.
La puesta en marcha de los juicios rápidos; la seguridad ciudadana depende, en parte, de la rapidez de los juicios, pero la falta de medios para cumplir las posibles penas hace que ya sea un fracaso. La justicia en nuestro país es deplorable, los tribunales ordinarios están colapsados. La falta de una planificación en la política de emigración ha dado lugar a la creación de mafias que organizan la explotación indigna de los inmigrantes, y la política social es algo improvisado según las conveniencias electorales.
Es evidente que el PP no tiene vocación de servicios sociales, quienes gobiernen en las próximas elecciones tendrán que asumir las pagas que se han creado al tiempo que deberán racionalizar los servicios sociales como un derecho ciudadano aumentando las pensiones hasta tener un poder adquisitivo digno. Al igual que en danidad, en servicios sociales hay muchos miles de puestos de trabajo por crear. Los populares prefieren entregar la empresa pública a la gestión privada, con ello consiguen puestos millonarios de consejeros para sus fieles.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 20 de abril de 2003