Qué remedio nos queda. Ojalá que las eufóricas imágenes de Bagdad no nos hagan olvidar que esta guerra ha constituido una nueva demostración de la imbecilidad del hombre en su comportamiento colectivo y una triste reiteración de sus errores históricos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 20 de abril de 2003