Acabo de ver en su periódico la campaña turística institucional que intenta atraer a los visitantes a nuestra tierra. La fotografía es muy reveladora, tanto por lo que muestra como por lo que esconde. Nos presenta una Galicia de interior porque quizás no parezca el momento oportuno de enseñar su costa. La imagen es de una llamativa mancha verde, no tanto de un bosque como de una plantación de eucaliptos. El color verde impregna toda la página, al igual que el negro impregna nuestras rocas. Se trata de una pugna de colores, aunque tanto este verde oleoso como el negro desesperanzador del chapapote son el mismo síntoma de una siniestra política medioambiental.
Los gallegos deseamos que los visitantes se acerquen a nuestra tierra para que, con su apoyo, nos ayuden a salvar lo que nuestras autoridades aún no han expoliado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 20 de abril de 2003