El alemán Michael Schumacher logró ayer, en el Gran Premio de San Marino de fórmula 1, en el circuito de Imola, su victoria más triste. Su madre, Elizabeth, a la que su hermano, Ralf, y él habían visitado la noche previa, en un viaje relámpago en su avión privado, en el hospital de Colonia en el que se hallaba en estado de coma, murió poco antes del comienzo de la carrera. Sus escuderías, Ferrari y Williams, dejaron a los Schumacher la decisión de salir a la pista o no hacerlo. Ambos se echaron al asfalto. Y Michael, que, de espaldas, recibe en la foto el abrazo de su compañero de equipo, el brasileño Rubén Barrichello, ganó entre lágrimas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 21 de abril de 2003