De las guerras, lo peor son las muertes. Las más horrendas son las que afectan a las personas que caen en la contienda y a sus familias.
Pero hay otras muertes que nos afectan a todos durante siglos. Son las muertes de las bibliotecas y de los museos. Cuando bombardean, roban o queman los libros, muere irremediablemente el pasado, el presente y el futuro de todo un pueblo.
Hoy, en la guerra de Irak acaban de asaltar, destruir y quemar sus museos y su biblioteca nacional ante la mirada impasible de los que fueron a salvar a Irak de la barbarie. Ayer fue la Biblioteca de Sarajevo en la guerra de los Balcanes. Éstos no son daños colaterales, sino daños fundamentales irreparables, muertes que nos va matando a todos para siempre.
Las bibliotecas italianas que lanzaron en el inicio de la guerra de Irak la campaña Libros, no bombas" se convierte hoy, de una manera macabra, más necesaria y más real.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 21 de abril de 2003