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Nina Simone, leyenda del jazz y voz de los oprimidos, muere a los 70 años

La cantante norteamericana falleció ayer en Francia, donde vivía desde hace una década

La cantante de jazz y blues estadounidense Nina Simone murió ayer, a los 70 años, en su casa de Carry-le-Rouet, una pequeña población francesa cercana a Marsella, donde vivía desde hace casi diez años. "No se encontraba muy bien desde hacía tiempo", declaró su representante, Clifton Henderson, que difundió anoche un comunicado en el que no informaba de las circunstancias del fallecimiento. Comprometida con la causa de los derechos de los ciudadanos negros en Estados Unidos, amiga de Martin Luter King y de Malcolm X, Nina Simone llegó a afirmar que, de no haber tenido un piano que la salvase, "hubiera sido una asesina, dispuesta a devolver golpe por golpe".

El auténtico nombre de esta hija de pastores metodistas era Eunice Waymon, y había aprendido a tocar el piano desde muy pequeña para acompañar los oficios religiosos. Había nacido en Tyron (Carolina del Norte), el 21 de febrero de 1933. De joven intentó seguir una carrera de concertista, pero el Curtis Institute de Filadelfia no la aceptó en su seno, rechazo que ella atribuyó siempre al color de su piel, aunque luego pudo estudiar en la prestigiosa Julliard de Nueva York.

El cambio de nombre, o, mejor dicho, su adopción de Simone como apellido, se debe a la admiración que la pianista y cantante sentía por la actriz francesa Simone Signoret, símbolo para ella de mujer comprometida con causas que estimaba justas y con una actitud militante.

La voz grave de Nina Simone contribuyó a hacerla reconocible de inmediato al mismo tiempo que a relegarla respecto al gran público. Había obtenido grandes éxitos como artista de jazz, pero su triunfo internacional le llegó muy tarde, gracias a su formidable My baby just cares for me, que fue utilizado, a principios de los años ochenta, para ilustrar una campaña publicitaria de Chanel. Nina había grabado la canción 30 años antes, pero fue la publicidad y un extraordinario videoclip protagonizado por figuras de plastilina lo que la reconvirtió en una estrella internacional, adaptada a la era de la comunicación mundial.

Entre los mejores logros de la cantante, que actuaba a menudo sola, sentada detrás de su piano de cola, vestida con trajes largos de color llamativo, estaba su versión de Ne me quitte pas, uno de los mejores temas de Jacques Brel, al que ella conseguía insuflar un elemento dramático en el que resonaban todas las vivencias del personaje y sus tormentosas experiencias amorosas y políticas.

Militante de los Panteras Negras, comprometida con la causa de los derechos de los ciudadanos negros en Estados Unidos, amiga personal de Martin Luter King, pero también de Malcolm X, Nina Simone escribió de sí misma (en 1989 publicó su autobiografía) que, de no haber tenido un piano que la salvase y canalizase su rabia, "hubiera sido una asesina, dispuesta a devolver golpe por golpe". Esa actitud le había creado problemas de vecindario también en Francia, y en varias oportunidades su nombre apareció mezclado en reyertas de vecindario.

En cualquier caso, después de haber vivido durante cuatro años en Liberia, Nina Simone había elegido Francia como residencia, aunque soñaba en morir "en el continente de mis antepasados".

My baby just cares for me, ya queda dicho, era el tema que le aseguró la fama internacional. Treinta años después de ser grabado por ella en disco por primera vez, en su versión original, alcanzó el número 5 de la clasificación de ventas en el Reino Unido y logró un enorme éxito en toda Europa en 1987, pero no obsta para que otras grandes canciones, como Mississipi Goddam, I put a spell on you o I love you Porgy ya le habían ganado el reconocimiento de un público de entendidos a finales de los años cincuenta.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 22 de abril de 2003