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OPINIÓN DEL LECTOR

Un caramelo envenenado

"En Matagallar, incluso en épocas de lluvias torrenciales, nunca corrían los arroyos". No es difícil en estos días escuchar a las personas mayores de Coín soltar frases lapidarias sobre las características de la zona donde se quiere ubicar el proyecto de urbanización y campos de golf en el Llano de Matagallar, justo encima del acuífero que nutre al pueblo de Coín. En concreto, esta frase pone de relevancia la extraordinaria permeabilidad y capacidad de absorción del agua en dicha zona.

Cuando se ponen sobre la mesa las diferentes medidas adoptadas en los campos de golf proyectados para aislar el terreno de las posibles filtraciones de sustancias tóxicas que pudieran contaminar el acuífero que abastece a Coín, te miran extrañados y si no fuera por la educación que muestran a la hora de escuchar a todo el mundo es probable que rompieran a carcajadas. Dos pozos de la urbanización Miravalle, que dista dos kilómetros de Matagallar, están clausurados por contaminación de nitritos. Ahora están enganchados a la red del "nacimiento", pero si implantan los campos de golf, ¿de dónde se va a extraer el agua potable sin contaminar? Si se les muestra el informe del Instituto Geológico y Minero, del Ministerio de Ciencia y Tecnología, que advierte seriamente de los riesgos del proyecto sobre la cantidad y la calidad del agua, te espetan que para eso no hacen falta muchos estudios, que todo el que conozca un poco el lugar y le funcione el sentido común sabe que aquello es una barbaridad. Allí nunca se ha llevado a cabo ninguna actuación. En 1995 se padeció una de las peores sequías de la historia y en Coín no hubo restricciones. Coín siempre ha sido la envidia de toda la comarca por la cantidad y la calidad de sus aguas. Observar el "nacimiento" correr es asombroso, ¿alguien ha visto alguna vez brotar un río de una grieta de 30 centímetros por dos metros de largo con más de 30 partes de agua? Que las conclusiones de la institución científicamente cualificada al respecto y la experiencia acumulada durante siglos por la sabiduría popular coincidan en prevenir contra el peligro que supone la realización de los campos de golf y la urbanización sobre el acuífero del que se alimenta Coín, debería resultar suficiente para el rechazo de cualquier proyecto de estas características que se ubicara en el Llano de Matagallar.

Un proyecto de este calibre es un "caramelito" para cualquier gobierno de cualquier ayuntamiento, por su reclamo turístico y la "riqueza" económica que genera. Pero nadie en su sano juicio cambia aguas abundantes -aunque cada vez menos- y saludables -está por ver si seguirán siéndolo- por un puñado de euros. No existe mejor inversión que conservar un acuífero que nos aporta una calidad de vida insustituible, no existe peor economía que la que se levanta a costa de nuestros recursos naturales sin ningún tipo de escrúpulos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 24 de abril de 2003