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OPINIÓN DEL LECTOR

Tilde catalanohablante

En una carta publicada el pasado 19 de abril, Daniel T. García se sorprende de que EL PAÍS escribiera en un titular "envia", sin tilde, en lugar de "envía", y añade: "Deduzco que el titular es de Cataluña y lo debe de haber redactado un catalanohablante del diario". Se pregunta, asimismo, si ese error no será una consecuencia de la política lingüística nacionalista.

Reconozco que esta última cuestión me supera por completo. Respecto a la primera afirmación, diré que llevo 18 años en organismos internacionales corrigiendo, revisando y supervisando textos redactados en español por castellanohablantes y catalanohablantes de diferentes países y nacionalidades. La conclusión a la que he llegado es la siguiente: la ignorancia y la desidia no conocen clases, etnias, razas, países ni fronteras.

El error que condena el señor García es ínfimo comparado con otros atentados gramaticales que publican a diario los medios de comunicación de Barcelona, Madrid o Buenos Aires. Son un producto de las prisas, la zafiedad lingüística, la superficialidad cultural, la indigencia mental y la falta de respeto por la lengua como herramienta esencial del pensamiento. En este panorama, bastante desolador, los catalanohablantes no representamos más que una pequeñísima minoría; por tanto, nuestra contribución al desastre, aunque muy lamentable, sólo puede ser reducida.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 24 de abril de 2003