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Reportaje:FÚTBOL | Liga de Campeones, vuelta de los cuartos de final

Un polvorín en el vestuario

Varios jugadores del Valencia, increpados por los ultras tras las acusaciones de su entrenador, Benítez

Madrugada del miércoles en los alrededores de Mestalla. Tras la estéril exhibición del Valencia ante el Inter, los jugadores valencianistas abandonan el estadio cabizbajos. Hundidos, a pesar de su excelente partido. Mestalla había aplaudido su enorme despliegue, pero, a la salida del campo, al menos dos de ellos fueron increpados por algún ultra de su propio equipo. Amenazas como "¡a ver si metéis la pierna!" o "¡un día me pasaré por el vestuario a ver si corréis!" fueron espetadas muy cerca de los oídos de Carew y de otro futbolista que prefiere mantener el anonimato.

La reacción de estos hinchas violentos sería aislada e insignificante si no fuera porque se produce después de que el entrenador del Valencia, Rafa Benítez, tratando de motivar a sus jugadores, los criticara el lunes públicamente: "Hay algunos que no empujan y contagian al resto", indicó.

Estas declaraciones, calificadas de "valientes" por la mayor parte de la prensa valenciana, cayeron muy mal en la mayor parte del vestuario, que entiende que "los trapos sucios se lavan en casa". El más claro en este sentido fue Kily González, quien, en el programa El Tirachinas, de la Cope, manifestó que el técnico se había equivocado. "Cuando ganamos, ganamos todos. Cuando perdemos, perdemos todos". Las palabras de Kily, lesionado la mayor parte de la temporada, se enmarcan en la pésima relación que ha mantenido con el técnico desde el curso pasado. Aunque lo mismo vino a decir Albelda esa misma noche en El larguero, de la Cadena SER. El resto no ha querido pronunciarse por temor a represalias. Eso sí, en privado, ayer uno de ellos reflexionó: "Ahora, si perdemos dos partidos, se nos va a echar el público encima".

El lunes Benítez había hecho pública la tensión que existe en el vestuario. "Nos quedan dos meses para aguantarnos [los jugadores y el técnico]. Algunos tienen que demostrar si quieren seguir y si sirven para estar aquí". El entrenador madrileño, de 43 años, cuenta con el apoyo de un grupo de fieles que forman Ayala, Cañizares y Pellegrino. Precisamente Ayala dijo sentirse culpable de la eliminación de su equipo por su pifia en el gol de Vieri: se le coló el balón entre las piernas. Y, preguntado ayer en la SER por el supuesto trato de favor de Benítez a sus fieles y los presumibles celos de algunos compañeros, declaró que los técnicos siempre tienen más sintonía con ciertos futbolistas. "El que no la tenga, puede cambiar de aires. A mí no me dieron bola en el Milan y tuve que irme", afirmó.

¿La bronca de Benítez tendrá algún efecto positivo para la Liga? "Lo sabremos dentro de dos jornadas", respondió Ayala. El Valencia recibe el domingo al Alavés (17.00) y después viaja a Santander. No le queda más que luchar por la cuarta plaza, que da acceso a la Liga de Campeones. Ahora es el quinto, a un punto del Celta. Y de eso depende, de entrar o no entre los cuatro primeros, el futuro de los jugadores con poca sintonía con el entrenador.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 24 de abril de 2003