El sueño europeo se acabó y también el del presidente Enric Reyna de agotar el mandato que empezó su amigo Joan Gaspart. La junta azulgrana decidió ayer, tras una reunión de casi cuatro horas, ratificar la celebración de la asamblea de compromisarios del próximo día cinco de mayo, para acto seguido presentar en bloque la dimisión. El acto formal de renuncia se hará en la asamblea o en una reunión el día después. Josep Maria Coronas, portavoz del club, dijo que las elecciones se celebrarán entre el 8 de junio (no hay partido de Liga, aunque podrían celebrarse entonces) y el 22 de junio, cuando el Barça cerrará el curso en el Camp Nou ante el Celta. Reyna renunció al final a enrocarse en el poder ante la presión de un sector de directivos, que habían avisado con dimitir si no se abría el proceso electoral. "La decisión es la mejor para el club", afirmó Coronas.
Sólo en la tarima, Coronas afirmó que la junta refrendó la asamblea que había convocado unilateralmente Reyna en medio de Semana Santa, incumpliendo los estatutos que estipulan que la convocatoria debe hacerla la directiva. El portavoz explicó que el presidente, que rehuyó comparecer ante la prensa, explicará ante los socios la situación del club y, curiosamente, los planes para el futuro. Quizá por ahí se vislumbró la posibilidad de que al final concurra una lista continuista que, en este mandato, ofrece este balance: dos presidentes, cuatro entrenadores y cero títtulos. Después de la asamblea, se constituirá la comisión gestora que manejará un plazo de entre 30 a 38 días para fijar la fecha electoral.
"No ha habido ningún directivo que haya amenazado con dimitir. Aunque el debate ha sido tan intenso como ustedes (los periodistas) se pueden imaginar", señaló el portavoz del club. Pero todas las amenazas ya estaban en la calle. El vicepresidente Enric Lacalle anunció por la mañana lo que se avecinaba: "Las elecciones serán antes de lo previsto". Varios directivos se sumaron a su tesis. El vicepresidente Joan Closa, primo carnal de Gaspart, Elisabet Cardoner, nieta de Nicolau Casaus, y Sixte Cambra, vicepresidente cuyo cargo no ha sido ratificado amenazaron con irse. Sus voces se sumaban a la de los nueve directivos que empezaron con Joan Gaspart en 2000 y que renunciaron a sus cargos (el propio Gaspart, Jaume Llauradó, Àngel Fernández, Josep Martínez Rovira, Gabriel Masfurroll, Joan Castells, Salvador Alemany, Ramon Salabert y Joan Ignasi Bruguera, síndico del socio). La junta rozaba ya el peligro de falta de quórum que exige los estatutos. La situación roza el esperpento: la directiva actual integra a nueve directivos virtuales (no ratificados por la asamblea) y no quedó claro ayer si serán ratificados en la asamblea en sus cargos que tendrán sólo un día de duración.
La lógica al final se impuso. La victoria del Juventus precipitó los acontecimientos y frustró el plan de Reyna, que había programado el escenario soñado. Reyna convocó la asamblea para que fueran los compromisarios quienes eligieran el futuro del club, justo la víspera del hipotético partido de ida de las semifinales de la Liga de Campeones, que el Barça habría jugado en el Bernabeu o en Old Trafford. En el orden del día no figuraba, curiosamente, el tema electoral. Todo estaba planeado pero Zalayeta, el delantero del Juventus, acabó desnudando al Barça dirigido por la junta más provisional que nunca, con un grave problema económico y que cerrará su cuarto año en blanco. Con el anuncio de las elecciones, Reyna, que se habrá mantenido el cargo tres meses, ha evitado que la grada destinara el domingo, en el partido contra la Real, su ira en el palco. La carrera electoral ya está servida: Lluis Bassat, el publicista derrotado en 2000, es, entre la media docena de candidatos que se postulan, el mejor posicionado al heredar, según los sondeos, la mayor parte de votos de la candidatura oficialista. La gran duda es si el post-nuñismo renunciará o no a seguir dirigiendo el Barça.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 24 de abril de 2003