Centenares de turcochipriotas cruzaron ayer por primera vez desde 1974 a la parte grecochipriota, al sur de la isla. "Siento que estoy viviendo un sueño", dijo Emete Altuner, de 50 años, que cruzó la frontera acompañada de su marido y sus dos hijas. El líder turcochipriota, Rauf Denktash, autorizó el martes la apertura de los puestos de control establecidos a lo largo de la llamada línea verde para viajes de un día, con la intención de generar confianza entre las dos zonas de la dividida isla mediterránea tras el fracaso de las negociaciones para su reunificación, auspiciadas en marzo por la ONU.
El Gobierno grecochipriota, el único reconocido por la comunidad internacional, consideró en un primer momento esta medida como puramente simbólica. Sin embargo, la realidad le desmintió: a las pocas horas de permitirse el paso en la frontera en Nicosia, la última capital dividida de Europa, tanto la policía del lado griego como del lado turco tuvieron que solicitar refuerzos ante la avalancha de gente. Según los datos de las dos zonas, en las primeras ocho horas habían cruzado al sur 1.000 turcochipriotas y 550 grecochipriotas al norte.
"He estado esperando durante 29 años. Y no puedo esperar ni un minuto más", dijo ayer Iakovos Nikitaras, grecochipriota de 48 años, mientras aguardaba pacientemente junto a su mujer en un puesto de control turcochipriota al norte de la isla.
La línea
verde, patrullada por soldados de los dos lados, separa el norte turcochipriota del sur grecochipriota desde la invasión del Ejército turco en 1974 para contrarrestar un golpe de Estado grecochipriota auspiciado por Atenas. Turquía ocupó entonces más de un tercio de la isla y en 1983 estableció la llamada República Turca del Norte de Chipre,que sólo es reconocida internacionalmente por Ankara.
Las negociaciones para la reunificiación de la isla y el plan de paz propuesto por Naciones Unidas fracasó en marzo por insalvables diferencias entre las dos partes sobre intercambios de tierra y de población. La parte griega se incorporará a la Unión Europea en mayo de 2004.
Las autoridades grecochipriotas han sido reticentes a la iniciativa de Denktash de permitir el cruce de la frontera por considerar que ese paso legitima de alguna manera al gobierno proturco del norte. Tampoco han fomentado las visitas al norte recordando a la población que sería "impensable" para los chipriotas utilizar pasaportes para trasladarse por su propio país.
Sin embargo, la población civil decidió hacer caso omiso de estas advertencias. "Lo que estoy haciendo no tiene nada que ver con la política; sólo quiero visitar mi hogar en la zona ocupada", dijo un grecochipriota. Kemal Yorgancioglu, de 78 años, cruzó a la parte sur de Nicosia con sus dos hijos por primera vez desde 1974 para visitar a unos viejos amigos grecochipriotas. "Es un día hermoso. Nosotros crecimos en este lado. Es la primera vez que cruzo la frontera en 29 años", afirmó.
Hubo quien tuvo que esperar más de tres horas en los puestos de control de la línea de separación y otros que no tuvieron tanta paciencia. Dos turcochipriotas se descolgaron por la muralla medieval que rodea Nicosia, una ciudad de unos 250.000 habitantes. La zona turca de la isla atraviesa una grave crisis económica, con un alto índice de desempleo, en comparación con la parte griega.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 24 de abril de 2003