Una partida desigual en el "saloon" del pueblo de Tomares: la alcaldesa, Antonia Hierro, y, frente a ella, los trabajadores de la limpieza en huelga. Ella puja fuerte. En sus manos tiene a sus "ayudantes" (léase Policía Local, Guardia Civil, Policía Judicial) y a la compañía de ferrocarriles Ferrovial Unión (rica y prepotente). Los trabajadores tienen en sus cartas su dignidad y su unión, que es su fuerza. Piden cartas. Antonia Hierro tiene un as en su manga: El delegado provincial de Trabajo, con el que espera que los trabajadores se levanten de la mesa y se arrodillen ante ella pidiendo clemencia.
Los trabajadores no se retiran. Apuestan por quitarle la "máscara" y exponer a los que observan la partida la verdadera naturaleza de este personaje, "socialista y justa". Se va consiguiendo a pesar de su poner, sus guardaespaldas, su "carromato" blindado y todos sus influyentes amigos. Entre ellos el citado delegado, elemento "mediador y conciliador" donde los haya, que se negó a rubricar un acuerdo al que iban a llegar la empresa y los trabajadores el pasado 4 de abril, referente a la estabilidad en el empleo y las garantías laborales. Sus razones: No se fía de la CNT, sindicato al que están afiliados la mayoría de los trabajadores. Un sindicato que respeta los servicios mínimos y que demuestra, día a día, su firmeza e imaginación ante los abusos, injusticias y arbitrariedades de los poderosos. ¡Quizá sea por eso! Pero la partida no ha terminado. Aún quedan cartas. Y los ases se le han acabado a Antonia Hierro. Cada vez hay más gente viendo la partida. Y los trabajadores cada vez juegan mejor.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 25 de abril de 2003