Estudio de H. Lommer.
Este trabajo del gran Harold Lommer es muy interesante, pero la anécdota que se tejió en su derredor y que comprometió al autor lo es más aún. La primera impresión es que las blancas deben ganar fácilmente, pues en dos movimientos coronarán. Sin embargo, después de 1 a7, b3, la promoción 2 a8=D sólo obtiene un empate: 2... b2 / 3 Db7, b1=D / 4 D - b1 y tablas por ahogado. ¿Cómo ganar, entonces? Lommer descubrió que las blancas ganan con una promoción asombrosa: 2 a8=A!!, b2. Las negras se aprestan a coronar, pero el flamante alfil, inmensamente glotón, se las ingenia para detener las amenazas y dar mate inevitable. La jugada es 3 Ae4, que crea una posición de zug-zwang; 3... b1=D (única) / 4 A - b1, Ce2 / 5 Ae4 amenaza mate, y luego de 5... Cd4 (o 5... Cg1) / 6 Ad5! hay mate inevitable a la siguiente. El estudio es bonito, pero bastante sencillo; sin embargo, su autor describe su tarea con rasgos de tragedia; concibió la idea de crear una posición en la cual un alfil solitario les ganase a una dama y un caballo, y llegó a obsesionarse con el tema: "Casi me cuesta el divorcio. Probé una y otra vez hasta quedar frenético. Mis amigos comenzaron a evitarme. Otros trataban de hacerme ver que, además del ajedrez, había otras cosas en la vida, como el golf, etcétera. Mi esposa estuvo a punto de dejarme cuando, pasadas semanas y meses, yo seguía olvidándome de a qué hora y qué comía, y levantándome varias veces por la noche 'para echar otra mirada'. Era invierno, cogí una bronquitis, pero, por fin, compuse el estudio. ¿Fácil, me dicen? Tanto como el infierno. Casi me cuesta la vida". El ajedrez es así.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 26 de abril de 2003