Sadam Husein puede estar muerto y el régimen iraquí puede haber destruido sus armas químicas durante la guerra. En su primera entrevista en profundidad en los últimos meses, el presidente de EE UU, George W. Bush, ofrece más preguntas que respuestas y contradice la posición del Pentágono al reconocer que tuvo serias dudas sobre la estretegia militar a los pocos días de que empezara la guerra. Y aseguró que no existen planes militares contra Siria o Irán.
En la entrevista con el periodista Tom Brokaw, presentador del informativo de la cadena de televisión NBC, el presidente explica el primer día la guerra. El 19 de marzo, en torno a las tres de la tarde, hora de Washington, Bush, que madruga mucho, se acuesta pronto y adora el tiempo libre, dio "el día por cerrado". En ese momento, el director de la CIA se presentó en la Casa Blanca con información facilitada por un agente que garantizaba la presencia de Sadam en un edificio de Bagdad. "Básicamente, vinieron a buscar mi permiso para empezar la guerra", cuenta Bush. "Salí al jardín a dar un paseo y pensar. Al principio, para ser sincero, tuve dudas", reconoce; "estaba preocupado de que las primeras imágenes que llegaran de Irak fueran las de un nieto de Sadam Husein herido".
Ordenó el bombardeo y la guerra empezó. "Allí, en el Despacho Oval", dice el presidente, "teníamos una narración casi instantánea de lo que estaba pasando. Una persona que estaba arriesgando su vida en el interior de uno de los edificios más protegidos de Sadam pudo ser capaz de coger un aparato y comunicarse con el comando central, que a su vez se comunicaba con nosotros". El agente "está vivo, gracias a Dios. Es un alma valiente".
Inmediatamente después, la Casa Blanca tenía "pruebas considerables" de que Sadam había muerto o había resultado seriamente herido en el bombardeo, pero reconoce que los indicios no pueden confirmarse hasta que se consigan pruebas definitivas, como análisis de ADN. Que Sadam esté muerto, cuenta Bush, explicaría algunos "misterios", entre ellos por qué Irak no prendió fuego a los pozos de petróleo, por qué no destruyeron las presas o por qué la defensa de Bagdad estaba tan desorganizada.
Bush reconoce que la resistencia que encontraron sus tropas en el sur de Irak era "más fiera" de lo que esperaba, lo que contradice la valoración que siempre ha hecho el Pentágono. El plan de bombardeos aéreos hizo pensar "que todo lo que teníamos que hacer era desatar nuestro poderío para que la gente se desmoronase. Pero resultó que los combatientes eran mucho más fieros de lo que pensábamos".
Bush aseguró que las informaciones facilitadas por antiguos responsables del régimen indican que Sadam puede haber destruido o dispersado sus armas químicas y biológicas antes de la guerra. Sugiere que la búsqueda de ese arsenal puede llevar largo tiempo y reconoce que puede haber "escepticismo hasta que la gente descubra que había de verdad un programa de armas de destrucción masiva". Recuerda que sólo se han inspeccionado 90 de los "cientos" de lugares sospechosos. "Las encontraremos, pero nos llevará tiempo".
Brokaw preguntó a Bush si la retirada de tropas estadounidenses puede completarse en dos años: "Podría ser. O podría ser menos. ¿Quién sabe?". El presidente recordó también los momentos de humor que proporcionaba el ministro de Información del antiguo régimen, Mohamed Said al-Sahhaf, que parecía relatar una batalla distinta a la que se estaba librando: "Es mi hombre; era fantástico", dice Bush.
Bush habla de Blair y Aznar como socios del futuro y espera que "las tensiones del pasado" con Francia desaparezcany apuntó, de momento, un único castigo: "Dudo que Chirac visite mi rancho en el futuro inmediato".
[Estados Unidos no piensa vengarse de Canadá, Chile y México por oponerse a los planes de Washington de invadir Irak, dijo esta madrugada el secretario de Estado, Colin Powell. "No estamos conspirando en un sótano del Departamento de Estado o del Pentágono o de la Casa Blanca sobre cómo vengarnos de estos tres amigos", manifestó Powell a la cadena de televisión canadiense CBC, infoma Efe.]
"El aislacionismo ha muerto"
El asesor del Pentágono Richard Perle dice, en una entrevista concedida al diario francés Les
Echos, que "el aislacionismo ha muerto" en Estados Unidos, país que, tras sus intervenciones militares en Afganistán e Irak, seguirá "luchando por todos los medios" contra Estados que "albergan a terroristas y desarrollan armas de destrucción masiva".
Los atentados del 11-S han demostrado que "más vale defenderse a distancia, más que en nuestro propio territorio", dice Perle, uno de los inspiradores de la nueva doctrina estratégica de Washington. Señala que la defensa "avanzada" era la estrategia de EE UU durante la guerra fría y "es lo mismo en la guerra contra el terrorismo".
Perle, que considera que el Consejo de Seguridad de la ONU es "incapaz de tratar los problemas más agudos de nuestra era" y aboga por revisar su carta fundacional, pues "no permite actuar de forma apropiada contra las amenazas del siglo XXI, en particular el terrorismo".
Preguntado por qué está resentido contra Francia por su oposición a la guerra en Irak, Perle explica que "por primera vez en la historia, que yo sepa", el Gobierno francés "llamó al mundo a oponerse a la política de EE UU y lo hizo con mucha energía". Si bien "no hay una ruptura total" entre los dos países, recalca "dos grandes diferencias": una "profunda" sobre Oriente Próximo, y otra, " aún más importante", por la tendencia de Francia de "querer construir una Europa franco-alemana, en oposición a EE UU".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 26 de abril de 2003