El día de Sant Jordi nuestro presidente dijo que mentía quien afirmara que los niños catalanes acaban sus estudios sin dominar bien la lengua castellana.
Pues bien, señor Pujol, yo soy una de las miles de madres preocupadas por el bajísimo nivel de castellano de mis hijos. No son los padres castellanohablantes los que solicitan más horas de castellano, sino que somos las familias catalanohablantes, especialmente las que vivimos en zonas del interior, donde sólo se habla catalán, quienes padecemos un modelo educativo que priva a nuestros hijos del dominio de una lengua con un claro futuro profesional.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 27 de abril de 2003