En su más reciente campaña publicitaria televisiva comunica, de forma un tanto folclórica, a los usuarios del servicio de información, popularmente conocido por el 1003, que a partir de cierta fecha el número para disponer de este servicio pasa a ser el 11888, cuando el número de teléfono que realmente pasa a dar el mencionado servicio es el 11818.
¿Qué se esconde detrás de este baile de un único número?; si uno llama directamente a cualquiera de ambos puede encontrar las respectivas respuestas, para ahorrarles este trámite les adelantaré ambas: llamar al número de teléfono publicitado -11888- le cuesta 1,20 euros, mientras que llamar al que realmente sigue dando el mismo servicio -11818- cuesta 0,35 euros.
Saquen conclusiones, pero desde luego ahora entiendo lo acertado en la elección del protagonista del folclórico anuncio y puedo imaginarme no sólo quién le robó realmente el carro, sino, aún peor, a quién piensan "robárselo" a partir de ahora, y ya sin necesidad de esperar a que a los usuarios se nos eche la noche y nos quedemos dormidos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 28 de abril de 2003