Cesare Previti, un personaje clave en la biografía pública del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, que le nombró ministro de Defensa en su breve Gobierno de 1994, fue condenado ayer a 11 años de cárcel por sobornar a varios jueces romanos. La sentencia representa un duro golpe para Berlusconi, implicado con Previti en otro proceso similar, y para su Gobierno de centroderecha, que se apresuró a aprobar diversas leyes en un intento de evitar la condena del ex ministro.
Los jueces de la IV sección penal del Tribunal de Milán tardaron ocho horas en tomar una decisión que parecía escrita desde hace meses. La sentencia asume como probada la tesis de los fiscales, Ilda Boccassini y Gherardo Colombo -integrantes del movimiento Manos Limpias-, aunque reduce la pena de 13 años solicitada por la acusación pública.
El tribunal ha considerado probado que Previti, un famoso abogado nacido hace 68 años en Calabria, recibió a principios de los años noventa una suma fabulosa (unos 30 millones de euros) que distribuyó a través de varias cuentas suizas entre varios jueces romanos. El dinero, según los fiscales, era el pago que la familia Rovelli, propietaria del grupo químico Sir, destinaba a los jueces Renato Squillante, Filippo Verde (único absuelto en el proceso) y Cesare Metta, artífices de sentencias favorables a sus intereses en el largo litigio que los Rovelli mantuvieron con el banco público Imi, concluido a principios de los noventa con una abultada indemnización para la familia. Otros dos abogados, Attilio Pacifico y Giovanni Acampora, figuran entre los sobornados.
La condena de ayer se aplica también al delito de soborno a magistrados en el caso laudo Mondadori, en el que los jueces recibieron dinero a cambio de anular con una sentencia el laudo arbitral que había dejado en manos del empresario Carlo De Benedetti el control del grupo editorial Mondadori, en 1989. La anulación, ordenada por el Tribunal de Apelación de Roma en 1991, resultó ventajosa para Berlusconi. El primer ministro y Perviti, su ex abogado y hombre de confianza, comparten el banquillo de acusados en otro proceso del mismo filón bautizado como de las togas sucias.
Tanto Previti, como Berlusconi se han declarado víctimas de "procesos políticos" y han acusado a los jueces de Milán de representar a la magistratura comunista. Pese a su delicada situación de imputado, Berlusconi ganó por mayoría las elecciones de la primavera de 2001, y su Gobierno ha logrado que el Parlamento italiano apruebe varias leyes destinadas a limitar la actuación de la magistratura.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 30 de abril de 2003