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UN PAÍS DE CINE / DVD / | 'Bilbao'

Definiendo la piel de toro

En 1978, el pintor y diseñador industrial barcelonés Bigas Luna realizó su segundo largometraje, Bilbao, filme que podrá adquirir mañana, sábado, por 5,95 euros quien compre EL PAÍS. Esta extraña historia de seres solitarios en la que el erotismo es uno de los ejes centrales de su trama hizo posible que su director y guionista iniciara una carrera profesional en el cine que llega hasta la actualidad. Producida con muy pocos medios por Pepón Corominas, interpretada por Ángel Jové, Isabel Pisano y María Martín, estuvo a punto de no ser estrenada. El apasionado apoyo que le prestó Marco Ferreri consiguió que se exhibiera en Cannes, donde obtuvo excelentes críticas y, con ello, una distribución y exhibición correctas.

Juan José Bigas Luna, barcelonés de 1946, se interesó por el mundo del diseño, tanto industrial como de interiores, y con tan buen tino que en 1970 obtuvo el Premio Delta de Oro por la creación de un armario transportable. Más tarde, una de las mesas de su primera exposición individual (1973) pasó a formar parte de la sala dedicada a Mae West en el Museo Dalí, en Figueres.

Comenzó a rodar películas en pequeño formato, entre ellas Historias impúdicas (1978), compuesta de 11 cortos pornográficos. Ya en el cine profesional, tras Tatuaje (1976), basado en la novela homónima de Manuel Vázquez Montalbán, y Bilbao (1978), rodó Caniche (1979), premio de la Cinemateca Belga al filme más arriesgado. Le tentó Estados Unidos, donde filmó Renacer/Reborn (1981), con Dennis Hopper y Francisco Rabal. Decepcionado por el sistema de la industria norteamericana, regresó a Barcelona para dirigir Lola (1985), con la que obtuvo un gran éxito, al que no fue ajeno su alto voltaje erótico; el thriller Angustia (1986); Las edades de Lulú (1990), y su "trilogía ibérica": Jamón, jamón (1992), premiada en Venecia; Huevos de oro (1993), premiada en San Sebastián, y La teta y la luna (1994), galardonada en Venecia, festival en el que dos años más tarde Bigas escandalizaría con Bambola, con la que quiso iniciar una serie sobre tipologías de la mujer europea.

En 1997 dirigió La camarera del Titanic, que obtuvo el Goya al mejor guión adaptado, y dos años más tarde Volavérunt, premio a la mejor actriz, Aitana Sánchez-Gijón, en el Festival de San Sebastián. Mientras, continuó exponiendo su obra pictórica, que le valdría en 1999 la medalla de oro de Bellas Artes, y desarrollando su interés por la literatura. En colaboración con su guionista habitual, Cuca Canals, publicó Retratos ibéricos (1994). Además, ha experimentado en Internet, medio para el que ha realizado Collar de moscas. Su último largometraje hasta el momento es Son de mar (2001), basado en la novela de Manuel Vicent.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 2 de mayo de 2003