Millones de británicos han dado su veredicto sobre la política del primer ministro Tony Blair en las elecciones locales y regionales celebradas ayer. Los resultados preliminares indican que no habrá catástrofe para el Partido Laborista. Casi 40 millones de personas tenía derecho a voto para renovar más de 10.000 ayuntamientos en todo el país y los parlamentos de Escocia y Gales. Las primeras proyecciones de la BBC otorgaban al Partido Conservador un 34% de los votos frente al 31% de los laboristas, unos datos que no deben de alarmar a Blair pues es tradicional que los votantes castiguen al partido en el Gobierno en este tipo de comicios. Sin embargo, algunas pérdidas pueden ser dolorosas, como Birminghan, en manos del Partido Laborista en los últimos 19 años. La totalidad de los resultados se conocerán hoy
Los conservadores, que no han conseguido beneficiarse del desgaste de Irak, perdieron Torbay, ahora en manos de los Liberal Demócratas. La extrema derecha del Frente Nacional logra siete concejales, pero se convierte en el segundo más votado en Burnley.
Anoche, numerosos analistas sostenían que los primeros datos no son, sin embargo, buenos para el líder tory, Duncan Smith, que tras hacerse con el control de su partido hace un año y medio no consigue acortar diferencias reales. Michael Thrasher, de la Universidad de Plymouth, asegura que los tories deberían mejorar en 200 concejales, pero con un porcentaje de voto menor que en 2000, un año antes de su nuevo desastre electoral en las generales.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 2 de mayo de 2003