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EL CONFLICTO DE SINTEL

Condena de los partidos políticos

El portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados, Jesús Caldera, señaló ayer que los trabajadores de Sintel que agredieron al secretario general de CC OO, José María Fidalgo, "si tenían alguna razón, la perdieron, o, al menos, sus dirigentes". Tras reunirse con el alcalde de Ibi (Alicante), Vicente García Pascual, Caldera calificó los hechos de "muy lamentables".

En su opinión, los representantes de los trabajadores de Sintel "permitieron un espectáculo no aceptable de intimidación e insultos hacia el dirigente de una central sindical que merece todos los respetos porque defiende los intereses de los trabajadores". Caldera se encontraba en la manifestación muy cerca de Fidalgo y vio "momentos muy duros" cuando "un grupo de exaltados" trató de agredir a los presentes.

El presidente del Gobierno, José María Aznar, lamentó ayer la agresión que sufrió Fidalgo, aunque afirmó que "ha habido quien se ha dedicado a sembrar malos vientos y los malos vientos provocan tempestades".

El vicepresidente primero, Mariano Rajoy, calificó el ataque a Fidalgo de "especialmente grave", debido a que "el Ejecutivo, CC OO y Telefónica han cumplido lo acordado" tras la quiebra de Sintel.

Al finalizar el Consejo de Ministros, Rajoy dijo conocer "bien" el conflicto, pues era ministro del Interior cuando, en agosto de 2001, se desmanteló el campamento de Sintel y los trabajadores lo levantaron porque Gobierno y Telefónica prometieron recolocar a los trabajadores. Asimismo, recordó que las negociaciones fueron muy duras. Por ello, dijo "no acertar a comprender la actitud de quienes ahora acusan a las partes de incumplimientos.

El titular de Trabajo, Eduardo Zaplana, hizo veladas acusaciones al decir que la agresión era producto de la "tensión excesiva introducida por algunos en el debate político". No dio nombres.

El coordinador general de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, condenó ayer la agresión sufrida por el líder de Comisiones y la calificó de "hecho aislado". Llamazares señaló en Castellón que es algo "muy grave" y que hay que condenar sin paliativos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 3 de mayo de 2003