Nacido en Lima en 1921 durante una gira de su madre, la actriz Carola Fernán-Gómez, fue nacionalizado argentino, pero ha sido en España donde este creador polifacético ha realizado una labor amplia y brillante como actor, guionista y director de cine y televisión, autor teatral, articulista, novelista, ensayista..., desde que hiciera sus pinitos teatrales en aquel Madrid republicano.
Como actor ha intervenido en cerca de doscientas películas; ha dirigido 25 títulos para el cine y escrito para el teatro 10 obras (entre ellas, Las bicicletas son para el verano, 1984, la de mayor éxito, actualmente en la cartelera madrileña), recibiendo los máximos premios que se otorgan en España en estas especialidades, tales como el Premio Nacional de Teatro 1985, el Premio Nacional de Cinematografía 1989, el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, 1995... Es el único actor (o cómico, como él prefiere ser definido) que es miembro de la Real Academia Española, en la que ocupa el sillón B desde el 2000. "Creo hallarme hoy entre personas dispuestas a defender su libertad no con la violencia y la sangre, sino con el pensamiento y la palabra", dijo en su discurso de ingreso.
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Son numerosos los libros y artículos que sobre él se han escrito, pero quizá sea en sus propias memorias, El tiempo amarillo, donde mejor pueden conocerse los avatares de una vida dedicada al arte, gran parte de ella en tiempos de dictadura, en que supo alternar teatro y cine de consumo con arriesgados proyectos de mayor ambición, con manifestaciones en pro de las libertades y sus consecuentes castigos, siempre con admirable elegancia en el trato junto a un manifiesto mal humor..., la figura de Fernando Fernán-Gómez es, en versos de Pedro Beltrán, excepcional: "Si es que os tiende una mano, / no dejéis que se escape, / que queda poca gente / de tan noble linaje, / que se extingue la raza / de los hombres cabales, / porque es un Homo sápiens / Fernando, el comediante".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 3 de mayo de 2003