El día 29 de abril, en Valladolid, José María Aznar, en loor (¿u olor?) de multitudes, habló de lo injusto que es gravar con impuestos el ahorro que las esforzadas familias realizan para adquirir su hogar.
A continuación, y ante el entregado público que esperaba ansioso oír las nuevas medidas fiscales para aplaudirlas sin vacilar, ¿qué diréis que anunció? ¿Un aumento en las deducciones por compra de primera vivienda? ¿La recuperación de la desgravación por alquileres en el IRPF? ¿La reducción del impuesto de actos jurídicos documentados?
¡Nooo! La brillante idea de nuestro prócer consiste en la desaparición del impuesto de sucesiones. (Aplausos a rabiar.) ¡Gracias, gracias, bienamado presidente, en nombre de los niños de papá, beneficiarios de esta medida, precisamente los únicos que no tendrán que hacer el esfuerzo de ahorrar para comprarse la casa! -
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 4 de mayo de 2003