Me gusta la campaña de la Generalitat de Cataluña que nos invita a hablar en catalán a todas las personas recién llegadas. Todos los cursos de catalán gratuitos que hay de nada servirán si no consiguen materializar el aprendizaje de la lengua, si no se practica y si no convertimos el catalán en realmente necesario. Tenemos que superar nuestro complejo lingüístico para poder llegar al bilingüismo que todos deseamos. Pero me gustaría hacer tres consideraciones.
Primera: la plena integración lingüística de los inmigrantes no se dará hasta que no se integren social y laboralmente, sin guetos ni marginalidad. Segunda: la Generalitat no puede dejar el aprendizaje de la lengua en nuestras manos. Es imperdonable que en muchos municipios haya largas listas de espera para acogerse a los cursos de Normalización Lingüística. Tercera: tenemos que hablar en catalán (para animar a que ellos lo hagan) a todos los inmigrantes, no sólo a los nuevos, también a los que llevan décadas en Cataluña y que no han tenido que esperar a tener papeles para legalizar su situación.
En eso tendrían que dar ejemplo todos, desde los humoristas hasta los políticos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 6 de mayo de 2003