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Los ministros de Interior del G-8 impulsan la lucha antiterrorista

Los ministros de Justicia e Interior de los países del G-8, los siete Estados más industrializados del mundo más el añadido de Rusia, reafirmaron ayer la necesidad de luchar contra el crimen organizado, y afirmaron que el terrorismo sigue siendo "una amenaza seria". Para el ministro francés de Interior, Nicolas Sarkozy, la guerra contra el terrorismo "no está ganada".

En esta reunión del G-8 ha quedado reforzada la voluntad de extender el arsenal de lucha contra "el crimen transnacional". Una de las medidas consiste en ampliar los archivos nacionales de huellas genéticas y la capacidad internacional de utilizarlos para una represión eficaz. En asuntos donde medie violencia o de carácter sexual, el G-8 invita a los Estados que no lo hayan hecho a "dotarse del poder de obligar a una persona" a facilitar una muestra biológica o a confiscarle objetos para extraer su ADN.

Los ministros discutieron también sobre la inserción de datos biométricos (huellas genéticas, ojo del iris) en la documentación que permite la identificación de las personas. En este punto, los países del G-8 actúan bajo la presión de Estados Unidos, que ha fijado un plazo ya muy cercano, octubre de 2004, para imponer controles biométricos en los documentos necesarios para entrar en su territorio. Un comité franco-estadounidense tratará de armonizar los problemas de método discutidos ayer por los ministros, de aquí hasta final de año.

La reunión ministerial del G-8 se celebró en París, lo que facilitó la presencia del fiscal general de Estados Unidos, John Ashcroft, el más alto cargo norteamericano que visita Francia desde los enfrentamientos entre ambos países por la guerra en Irak. Sin embargo, Ashcroft no asistió a la conferencia de prensa conjunta. Fuentes francesas lo atribuyen a las instrucciones recibidas para no pronunciarse respecto a la espinosa cuestión de los presos de Guantánamo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 6 de mayo de 2003