La reorganización jurídica eclesial planteada al Papa por los 530 curas de Euskal Herria duraría lo que sus vidas. Si no, que muestren los frutos -los seminaristas de carne y hueso que aportan anualmente a sus diócesis-, no vaya a ser que, por falta de obreros que atiendan a la mies, al poco de inaugurarla haya que echar el cerrojo, que es lo que han conseguido con los seminarios.
El Papa habló en su visita sobre vocación y los jóvenes allí presentes se quedaron a escucharle. A primera vista, parece ser que el mensaje no les desagradó, aclamándole en numerosas ocasiones como signo de asentimiento, aunque ahora habrá que ver cómo responde cada uno a título personal.
Si el mensaje hubiera girado sobre "terrorismo de Estado", "imposiciones antidemocráticas" y problemas políticos como los que plantean estos 530 sacerdotes, le hubieran escuchado las mismas personas que a ellos; es decir, ni uno.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 7 de mayo de 2003