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Carlos Fuentes advierte sobre la idea de "guerra preventiva"

Animoso, ocurrente y peleón. Así es, o al menos así estuvo ayer, Carlos Fuentes, criado y nacionalizado en México (aunque nacido en Panamá, 1928), en la presentación en Madrid de La Silla del Águila (Alfaguara). Habló de esta nueva novela, de la que dijo que había sido como el "reposo del guerrero", entre la realidad y la fantasía. Que trata de la historia de México, de sus relaciones con EE UU, de los entresijos del poder, del amor, del sexo, la ambición, el humor..., "la política es la expresión de una serie de pasiones privadas", dijo.

Pero sobre todo habló mucho, y con ganas, de política (también de esto va la novela), de lo que pasa en el mundo y de lo que puede venir. Iba trajeado, muy moreno, y con un anillazo en el dedo corazón que chocaba. "¿Que qué es? El sello de la Universidad de Salamanca. Estoy muy orgulloso de ser doctor honoris causa de allí. ¿Qué le parecía a usted, que era el anillo de un narcotraficante?".

Petróleo

Cambió de tercio y vaticinó: "No veo en lo inmediato una tercera guerra mundial. Veo un hecho central: ha llegado al poder de EE UU un grupo muy identificado con la industria del petróleo que viene defendiendo su ideología antes del 11-S. Que los principios que permitieron la paz durante los 50 años de guerra fría se han echado por la borda. Y que se ha instalado en el mundo el peligrosísimo principio de la guerra preventiva: cualquier país que sienta que su vecino le invade, ataca".

Lamentó que en Latinoamérica exista "una democracia real, pero en crisis", y que siempre reaparezca "la tentación autoritaria". Y sobre Cuba atacó, como siempre, al régimen castrista, pero también con la misma fidelidad criticó las agresiones constantes de EE UU contra Cuba.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 9 de mayo de 2003