Al comienzo de la campaña el PP intenta sentar doctrina, acotar el terreno de estas elecciones según sus propias e interesadas reglas. Por eso Arenas conmina enfáticamente al PSOE para un solemne compromiso dirigido a respetar en cada localidad a la lista más votada.
Petición, como es obvio, muy coherente con la conducta histórica del PP. Porque para respeto a la lista más votada sólo hay que fijarse en el que mostró Zaplana por la mayoría absoluta del PSOE en Benidorm. O -legítimamente en este caso- lo que ocurrió en Valencia, donde con 50.000 votos y 4 concejales menos que los socialistas, Rita Barberá llegó a la alcaldía por el pacto con UV.
O sea, esa misma forma de configurar mayorías en las instituciones que ahora la doctrina popular intenta proscribir porque gracias a su carácter dialogante, a su tolerancia y a su acrisolada lealtad con sus socios de gobierno -como puede acreditar UV- se han quedado como apestados políticos, sin la menor capacidad de pactos con nadie.
Ello explica que hayan sucumbido al síndrome de Korsakoff, en el que la pérdida de la memoria se compensa con fantásticas fabulaciones. Pérdida de la memoria que no sólo afecta al pasado sino al presente. Porque por lo que se refiere a pactos con los malignos comunistas no hay que remontarse a Pili (Aznar) y Mili (Anguita). En Ayora mismamente el PP gobierna hoy -en coalición que no se ha roto ni siquiera por la guerra de Irak- con IU. ¿No lo sabe Camps?
Segundo Bru es portavoz del PSOE en las comisiones de Economía y Presupuestos del Senado
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 9 de mayo de 2003